Salvemos la comunicación : aldea global y cultura. Una defensa de los ideales democráticos y la cohabitación mundial / Dominique Wolton
Tipo de material: TextoIdioma: Español Series libertad y cambioDetalles de publicación: España : Gedisa, 2006Descripción: 202 p. 22 x 15 cmISBN: 8497841204Tema(s): Medios de comunicación -- Aspectos socialesClasificación CDD: 302.2Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Signatura | Copia número | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Libros | CHALCO | Colección General | 302.2 W869s 2006 (Navegar estantería(Abre debajo)) | Ej. 1 | Disponible | CHL000939 | |
Libros | CHIHUAHUA | Colección General | 302.2 W869s (Navegar estantería(Abre debajo)) | Ej. 1 | Disponible | CHH000635 |
Índices. Glosario
1. El siglo de la comunicación -- 2. La comunicación y sus enemigos -- 3. Libertad, igualdad... comunicación -- 4.Pensar la incomunicación -- 5. Las tierras de convivencia
¿salvar la comunicación? En este nuevo trabajo, Dominique Wolton plantea que, en la actualidad, la comunicación corre el riesgo de ser vaciada de contenido, manipulada y reducida al comercio por la filosofía tecnológica y económica que domina las reflexiones sobre el tema. Por lo tanto, no es suficiente que los mensajes y las informaciones circulen con rapidez; en el mundo globalizado, es urgente que la comunicación siga siendo un factor de libertad y de progreso y recupere su función primordial para el enriquecimiento de la vida democrática en el seno de la sociedad. Para el investigador francés, la aldea global es una realidad técnica a la espera de un proyecto político humanista que garantice el respeto de la diversidad, con lo cual es necesaria la puesta en marcha de un proyecto político que reformule los conceptos, pues de lo contrario la información y la comunicación pueden llegar a convertirse en condicionantes de conflictos y en el germen de una guerra de civilizaciones. Si se pretende salir de una filosofía meramente tecnicista, la comunicación, afirma Wolton, es una cuestión que le corresponde a la política. Ya no se trata de oponer los medios de comunicación antiguos y modernos, sino de salvar la comunicación aceptando los riesgos de la incomunicación y defendiendo los ideales de la democracia para evitar la pérdida de las identidades y de la cultura
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